La leyenda de Lord Jabu-Jabu
Cuenta la leyenda, que hace muchos años, hubo un diluvio
y todo Hyrule se inundó. Pasaron 7 años y, finalmente, del agua
surgió un pez gigante, que comenzó a beberse todo el agua que había sobre Hyrule
quedándose él en un charco que quedó en la cima de una montaña. Y fue tal la furia del
pez, que de su ardiente alma se creó la lava de la montaña de la muerte, y, sintiendo
demasiado calor, decidió retirarse a otro lugar, y saltando fue a caer a un lugar
sagrado. Ese lugar sagrado era la fuente de
Zora, a la que purificaría en ese momento. Y de sus escamas comenzaron a brotar extraños
seres, mitad hombres mitad pez, que recibirían el nombre de Zora en honor a la fuente que
fue su origen de vida. Y se dice, que si Lord Jabu-Jabu muriera, todo el reino de Zora se
helaría, y los Zoras no tendrían un lugar donde vivir, hasta que pasaran 7 años, y de
una escama del último Zora naciera un pez, de pequeño tamaño, que crecerá para ser el
nuevo Lord Jabu-Jabu, el espíritu acuático de la creación.
El Origen del viento
Una noche en la que Farore descansaba en el desierto tras la
laboriosa creación del país de Hyrule, soñó con un hermoso ciervo de dorados cuernos.
Deseó poder atraparlo, y cuando corría tras de él, tropezó con una roca uy se cayó.
La noche siguiente, mientras
descansaba cerca del lago Hylia, soñó con un pez de plata que saltaba de charco en
charco. Y dispuesta a atrapar al animal, se zambulló en el agua y lo persiguió nadando.
Pero se enganchó en las algas y el pez logró escapar. La tercera noche, Farore dormía
en la cumbre de la montaña de la muerte, cuando soñó que un águila de fuego surcaba
los aires dando vueltas alrededor de ella. Saltó lo más alto que pudo para alcanzarla,
pero se arañó con una garra del animal y se soltó. El águila voló algo. A la mañana
siguiente, Farore se sintió muy desgraciada, ya que no había podido alcanzar a ninguno
de los seres fantásticos de sus sueños. Y deseó haberlos podido alcanzar, pero, como se
dio cuenta de que nadie iba a sentir lo mismo que ella, ideó algo que corriera como un
ciervo, fuera escurridizo como un pez y que volara como un águila. Y de su corazón
nació el viento.
Y de esa manera Farore logró al fin su propósito de capturar para
ella los animales, ya que había creado un ser capaz de superarles en muchos aspectos.
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