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BLANCA NAVIDAD
por Kamy

Habían pasado ya dos meses desde la derrota de Ganondorf. Era un preciosa mañana soleada y cálida, en el mes de diciembre. Ese día Link recibió una invitación de palacio, se refería a un baile para Navidad, todos los habitantes de hyrule irían, y Saria consiguió convencer a Link para que fuese. Esta le hizo un elegante vestido a medida.

Llegó el día del baile, igualmente soleado, y Link y Saria se dirigieron sobre Epona hacia el castillo. Llegaron al atardecer, el sol se escondía tímidamente sobre la montaña de la muerte. Cuando llegaron había mucha gente. Saria enseguida bajó de epona y dijo:

- ¿Vienes Link?

Link, muy sonrojado le contestó- No puedo, es que..., es que me da vergüenza.

- ¿De qué?- dijo Saria sorprendida.

- Del traje, es que..., no es que no me guste, es que me da vergüenza, simplemente.

Saría se rió, al fin y al cabo se imaginaba que esto ocurriría, sin mediar palabra agarró a Link del brazo y con sorprendente fuerza lo arrastró hacia el castillo.

Una vez dentro, Link pudo admirar la grandiosidad de la sala de ceremonias, era abovedada, con remarcos de oro alrededor, y con una gran lámpara de araña de fino cristal.

Por fin la música comenzó, había mucha gente, la princesa Ruto deambulaba buscando a Link, cuando él se percató, se refugió de inmediato en un rincón de la gran habitación.

- Link ¿bailas?- le dijo Saria muy ilusionada por el ambiente.

- No, gracias, no sé bailar- dijo Link

Saria lo intentó convencer, pero Link se negaba, le daba demasiada vergüenza. Saria, intentando disimular su tristeza, se mezcló entre la gente desapareciendo.

La noche y la música continuaban sin que hubiera rastro de Zelda, hasta que en un momento, la música cesó y todos se quedaron mirando a esa pequeña jovencita, con largos bucles de oro, y una pequeña y luciente corona de plata, vestida de gala, con un traje blanco y azul, con detalles de plata, que le hacía brillar como una estrella. Link, anonadado la admiró durante largo tiempo, era Zelda. Ella descendía por unas escaleras, bajó a la fiesta, e indico que esta continuase, la gente se volvió a mezclar, y ella desapareció. Link comenzó a desplazarse entre la gente, buscándola, se movía inquietamente, y de repente una gran cara sonriente se abalanzó encima de él haciendo que retrocediese.

- Buuuu- dijo Zelda- Jajajajajaja- te asusté Link.

Link, boquiabierto y sin palabras solo alcanzó a decir- Jeje, tuvo gracia.

-¿Quieres bailar conmigo?- dijo Zelda mirando la cara de Link

- No sé bailar- contestó.

- Pues da igual, ven- Zelda lo arrastró al mogollón de gente.

La música sonaba, era alegre, de baile, Zelda cogió de las manos a Link y comenzaron a bailar. Ella bailando le obligó a bailar también. Era muy torpe, se chocaba con la gente cada dos por tres. Zelda se paró y se rió:

- Jijiji. Vamos Link, puedes hacerlo mejor- dijo mirándole fijamente a los ojos.

Hubo un cambio de música, esta era alegre también. Zelda comenzó a bailar junto a Link, sus pasos estaban coordinados con los de Zelda, al igual que los movimientos, ojos, respiración, y los latidos del corazón. Mucha gente se quedó mirando a esos pequeños que por un momento eran los dueños de la pista con su gran baile, todos, también Saria miraba escondida en un rincón, pensando, nadie sabe qué, admirando tristemente como su amigo bailaba con Zelda. Pero antes de que el baile terminase, un gran resplandor naranja se adentró en la sala por una ventana, provocando un ruido ensordecedor y un calor abrasante. Nadie veía nada, algo los cegaba y quemaba, Link perdió de vista completamente a Zelda cuando sin poder remediarlo sus ojos cedieron a la intensa luz, se oyó un grito de Zelda pidiendo socorro, entonces Link paralizado hizo un gran esfuerzo, abrió los ojos, y pudo distinguir una gran y extraña forma, no humana, con alas, que se alejaba con algo en las manos.

- Zelda...- gritó Link cayendo rendido.

Link despertó en una cálida cama, y en una gran habitación, estaba acompañado por Impa. Esta, nada más despertado, comenzó a hablarle:

- Link, lo que ocurrió ayer fue catastrófico, alguien o algo raptó a Zelda, nadie vió nada. Te desmayaste del esfuerzo, mientras descansabas los sabios encontraron muchas respuestas. Creen que ese ser es o fue obra de Ganondorf, creemos que no tiene intención de liberar a su amo, es más, creemos que simplemente es un animal, pero no sabemos qué. También sabemos dónde está, ese animal tiene la cualidad de transportarse entre dimensiones, además es el causante de la cadencia de frío y nieve, su cuerpo emite tanto calor que afecta al medioambiente. Link, has dormido demasiado tiempo, este corre en nuestra contra, debmos darnos prisa, está tarde irás al templo del tiempo dónde los sabios te enviarán dónde se encuentra el ser y la princesa. No sabemos a lo que nos enfrentamos, pero la vida de la princesa está en peligro, Link, debes rescatarla.

Por la tarde Link acudió al templo del tiempo, allí fue recibido por los sabios, que tristemente lo enviaron a una muerte segura. Comenzaron a concentrarse, Link sintió una extraña sensación, y desapareció al instante en la nada.

Una gran cola roja se avalanzó sobre él, apenas tuvo tiempo de reaccionar, pero la esquivó. Había llegado a la morada del ser, un dragón a dos patas, con gruesos cuernos rectos y negros que se ergían amenazantes en su cabeza, grandes alas oscuras que se desplegaban en son de amenaza, un morro alargado, recubierto de grandes y finos colmillos arquedados, de la cuál salía un humo con putrefacto olor, unos pequeños ojos amarillos achinados, que lo miraban sin piedad, unas robustas patas traseras, que sostenían su gran mole, y unas más pequeñas pero no menos poderosas patas delanteras, con grandes y afiladas garras negras, que sostenían a la princesa Zelda.

El dragón miró a Link, que aunque pequeño se veía como una amenazante figura en medio de la nada. El dragón dejó a Zelda en el suelo, miró a Link que sostenía su espada y escudo firmes, aspiró para dentro, y comenzó a mover el largo cuello hacia delante, entonces una gran y abrasante llamarada se desprendió de su boca y se lanzó contra Link, que no pudo hacer nada más que sostener su escudo hylian firmemente, en cuestión de segundos este comenzó a calentarse, quemándole el brazo a Link, cuando todo parecía perdido, un gran escudo de agua envolvió a Link, debilitando la llamarada y haciéndola desaparecer, los sabios estaban ayudándolo.

Link bajó el escudo y comenzó a correr hacia el dragón con la espada en alto, pero este le pegó un golpe tirándolo al suelo, Link se quedó aturdido, pero volvió a levantar, comenzó a correr de nuevo hacia el dragón, saltó por encima de él, pero este preparó sus cuernos debajo de Link, estaba perdido, pero Zelda despertó, y con gran valor envió una pequeña vola de energía a la espalda del dragón, que se desestabilizó, Link aprovechó el momento hundiéndole su espada en el cráneo, que crujió dejando paso a una extraña sangre negra, que comenzó a inundar el lugar en el que estaban, Link y Zelda comenzaron a nadar, pero el líquido los engullía.

Zelda antes de hundirse le dijo- Link, por favor, no me sueltes, tengo miedo.

Él no la soltó y se hundieron juntos en la sangre.

Link despertó, veía un cielo estrellado, y notaba dureza en su espalda, se incorporó, pudo ver que él y Zelda se encontraban a salvo, en un saliente aislado en lo alto de la montaña de la muerte. Era de noche. Zelda yacía a su lado, dormía, posada en la piedra, con su elegante vestido manchado por la sangre, Link la despertó suavemente, rozando con su mano el rostro, Zelda despertó sobresaltada:

- ¿Dónde estamos Link?- preguntó.

- No sé cómo pero hemos ido a parar a la montaña de la muerte, estamos sanos y salvos, pero el problema es que no sé cómo saldremos de aquí.

- Déjalo para más tarde- dijo Zelda apoyándose en el hombro de Link- lo importante es que estamos vivos- dijo mirando al cielo- mira qué firmamento, parece que las estrelas brillan para darnos la bienvenida- entonces miró a Link- Link, has arriesgado la vida de nuevo, pero esta vez no para salvar tu hogar, sino para salvarme a mí, te lo agradezco de todo corazón, y por ello te doy esto- dijo sacándose una bolsita de un destrozado bolsillo, la desenvolvió, era un extraño medallón verde, en su interior algo brillaba místicamente, Zelda se lo dio a Link, que lo aceptó de buen agrado poniéndoselo al cuello.

- Gracias Zelda, es precioso, y creo que muy especial- dijo Link

- Si, lo es, pero te lo mereces- dijo Zelda aferrándose sobre el brazo de Link y dejándo descansar su cabeza en su hombro. Se quedaron los dos mirando el espléndido firmamento, sentados, cuando dos estrellas fugaces cruzaron el cielo, dejando paso tras de sí a unas misteriosas nubes, que comenzaron a descargar su fina y delicada nieve sobra hyrule.